Como busca
la cierva corrientes de agua…
Así te he
conocido siempre madre mía.
Siempre
surcando los prados en la esperanza
de encontrar
cerca el agua fresca y limpia.
Nunca te
encontré derrotada,
aunque los
tiempos así lo pedían.
Si bien, en
el camino, ya cansada
esperabas con
paciencia, ver pasar el día.
Me enseñaste
siempre a alzar la mirada
rezar a Dios
y a su sabiduría,
tener las
manos siempre prestadas
entregando
incluso lo que no obtenías.
Como la
cierva, has buscado con la mirada
arroyos de
amor incondicional que no oprimía,
¡¡ las manos
de tus nietos que te abrazan
entregándote
sin dudar su alegría !!
Arroyos, que
a veces se embarraban
con lluvias
de tormentas y crecidas.
Pero bajo el
favor de Su Palabra
supiste esperar,
como María.
Al amparo de
sus manos siempre estabas
porque Ella
nos ha marcado las salidas
en el dolor,
la tristeza, la rabia…
al no entender
que sucedía.
¡¡No te
paraste si se secaban
los arroyos
que nos abastecían!!
De ti
aprendí el servicio y la constancia,
la humildad,
el trabajo y la alegría
el perdón que
nace en tus palabras,
¡¡todo envuelto
en el barro de la vida!!
Pero ahora
estás en una etapa
donde la
edad te hace libre, María.
Camina
siempre enseñando el alma.
¡¡Contágianos
con tu alegría!!
29 de septiembre de 2018
A mi madre en su 82 cumpleaños José Antonio Bedmar Redondo