Que no nos suenen a despedida
estás palabras
que os escribo.
¡¡ Solo
son parte de la alegría
de veros
crecer como niños!!
Y más allá
de la empatía
que se
quedó en clase en silencio
hemos compartido
la vida
dando
ejemplo sin quererlo.
Mirando
por la pantalla,
¡¡esperando
el momento!!
trabajando
siempre desde casa
con “paciencia”
y empeño.
Y al
dibujarse esa sonrisa
de vernos
cada día en el encuentro,
se
encendía con chispas la alegría
por estar
juntos y vernos.
Que no suene
a despedida
porque la
vida unió sin saberlo,
por la
locura de la pandemia,
al alumno
y su maestro.
Con ayuda
de la familia
¡¡que siempre
está al lado vuestro!!
seguiréis el
camino, con la guía
y el amor
incondicional del Cielo.
Y de la
mano de la Madre María
Iremos a
celebrar el sacramento.
El Pan y
el Vino que nos falta
en la Comunión
del Misterio.
Por eso, no
es una despedida
las palabras
que os dedico y siento.
Son palabras
que celebran con alegría
poder decirnos
¡¡Hasta luego!!
A mi clase de Cuarto A,
A todas las familias.
Lo que la pandemia nos ha separado, lo habéis llenado con trabajo y
mucha paciencia, pero sobre todo, con mucho amor.
22 de junio de 2020 José Antonio Bedmar Redondo