lunes, 6 de agosto de 2018

13/5/97 DAVID 16/7/97



Naciste de un deseo terrenal,
en un intento de poseer un alma,
tenerte en mis manos e implorar
dándole a Dios eternas gracias.
Desee que se cumpliera ese sueño
en cada acto de entrega que hacía
y puse por delante mis anhelos
olvidando las cosas sencillas.
Tu anuncio provocó desconcierto
tanto en amigos como en familias
¡¡rumores que quebraron tiempos
con dificultades sin sonrisas¡¡
Aún así se abrieron puertos
¡¡más me podía la alegría!!
Escuchar tu corazón dentro
de tu madre en compañía.
Con poco montamos la acogida
buscando  posada, como María,
sin encontrar algo concreto
el Cielo nos llevó a la calle Alfarería.
Allí preparamos el encuentro
con providencias recibidas
¡¡nunca faltaron ni un momento
siempre de manos amigas!!
Más entonces llegó el tiempo.
¡¡Llamabas para la evasiva!!
¡¡Qué bonito fue el encuentro
buscando la luz en la salida!!
Lloré de alegría por dentro
de ver tu cara tan bonita
por ser tan sensible y tierno,
¡¡Lágrimas de alegría!!
Y de aquel deseo material
que antaño no tenía dueño
se transformó en parte real
acucurrado en mis sueños.
Fuiste bien recibido en familia
y los temores quedaron quietos.
¡¡Alegría que no se contenía
al ver tus ojos de cielo!!
Quisimos llamarte David
el de la Biblia y su gran reino
¡¡Eras mi pequeño dios!!
¡¡Que grave y que tonto fui al hacerlo!!
Entonces desde el cielo fuiste llamado
dejando atrás todo el consuelo
lo sueños, la dicha, los regalos
y volvieron temores inquietos.
La Virgen te tomó de la mano
eso me sirvió de consuelo.
Igual que te trajo a mis brazos
Ella te llevo al Cielo.
Más ahora con el paso de los años
donde el dolor se tornó consuelo
te escribo estas letras al recordarte
porque más cerca aun te siento.
6 de agosto de 2018                              
                                            José Antonio Bedmar Redondo
A David

sábado, 4 de agosto de 2018

ACEITE Y AGUA


Había perdido el camino
que anunciaba sencillo la esperanza
quizás porque deseaba que el destino
se editara siempre con mi arrogancia.
He gritado y maldecido
con los envites que me empujaban
a bajarme de lo alto al precipicio
¡¡ y dejar de ser en la nada!!
Mirar atrás y ver el camino
que dejé borrado sin vivir nada
arrastrado, despojado, perdido
¡¡eso veía yo en mi mirada!!
Más lentos pasaron los años, como el vino,
lentamente, fermentando el alma,
descubriendo en su esencia lo sencillo
por el profundo azul de su mirada.
Dejé de lamentarme por lo no conseguido
y pedí a Dios entregar el alma
que brotara por amor y cariño
aquel Sacramento que nos fusionaba.
Y así somos como los líquidos
que Cristo, con paciencia, unificaba
en líquidos contrarios y distintos
yo aceite, ella agua.

4 de agosto de 2018                  José Antonio Bedmar Redondo
“Efesios 5:25”
A Merche que lo anunció hasta la saciedad,

TORRENTES DE VIDA



Torrentes que surgen cada día
inundando todo con la mirada
a veces, parecen manos perdidas
buscando el camino a la llamada.
Arrastraron antaño aguas crecidas
de incomprensión purpurada…
que quedaron inertes, dormidas
en algún recodo del alma.
El cielo ha incitado crecidas
con aguas de nueva Esperanza
¡¡que llenan los espacios sin vida
que limpian los recodos del alma!!
Y al agitarse brusca y enrarecida
el agua, en el curso de su bajada,
renueva con agua pura y limpia
aquello que contaminaba.
Torrentes que renuevan cada día
al despertar nuevo de la mirada
y sus manos al juntase con las mías
hablan de Amor eterno que llama
a intentar renovar en esta vida
las aguas oscuras de la nada
empeñadas en ocultar la sonrisa
complice de sus miradas.
4 de agosto de 2018
José Antonio Bedmar Redondo