Se celebra el rito como cada año
y se disimula la belleza de Dios
en el día que señala Su Nacimiento
con la llegada de la fría estación.
Más no se vive solo el rito,
ni el cumpleaños de aquel que nació
en la pobreza de aquel portalito
donde la Virgen a luz dio.
La Navidad no es un sentimiento
ni un encuentro pedido al Sol,
ni esperar que venga de nuevo Su Reino
ni llenarlo todo de luz y color.
No es poner esa ciudad del recuerdo
donde posada Dios no encontró,
Ni las lágrimas del que vuelve a casa
en brazos del que nunca olvidó.
¡¡Ni poder cenar con la familia
que el virus también nos prohibió!!
En la Navidad lo englobamos todo,
pero va más allá de nuestra razón.
Es el Espíritu Santo quién proclama
a voz en grito que Dios Nació
dando Esperanza y alegría
mostrando la grandeza del único Dios,
encarnado en una joven, María,
con su Sí eterno dado a Dios.
La Navidad dura por siempre,
¡¡Así lo quiere Dios!!
En las miradas, en los recuerdos
en los abrazos del que esperó.
En la tristeza compartida.
En el hambre que se sació.
En la paciencia y sabiduría.
que se comparten en el dolor..
En la mirada de mi prójimo.
En la caída del tenue amor.
En la mano que ayuda a levantarnos
cada vez que se pide perdón.
¡¡Allí siempre nace Dios!!
20/12/2020
José Antonio Bedmar Redondo