Se ha ido tu presencia terrena
pero no por ello ha provocado olvidos
más bien han nacido poetas
que brindan al cielo palabras de cariño.
¡Recuerdos que aun blanquean
nuestra esencia inocente de niños!
Así lo han demostrado sin reglas
con lágrimas por lo vivido
al recibir la noticia suprema
que con la Virgen te habías ido.
Esa que tanto amabas
la que siempre habías querido.
A la que emocionado siempre rezabas
a la entrada, arrodillado en el pasillo.
Fuiste ejemplo por donde pasabas
rezando con obras en tu camino
sembrando semillas de misericordia
atrayendo a Dios lo perdido.
Me cuidaste con gestos que te honran.
¡Como un padre cuida de sus niños!
Mostrándome en pequeñas cosas
el Amor a María y su Hijo.
Dejaste en el colegio que amabas
semillas que brotan en lo escondido,
guardado en objetos que se nombran
por tus manos recogidas con cariño.
Nunca te escuché una mala palabra
Ni vi malos gestos escondidos.
Más bien, alientos y esperanzas
aunque había cansancio en el camino.
¡Ha merecido la pena!
Gritaste al llegar el tiempo de estío.
Y como un Caballero te marchaste
despacio, sin hacer ruido.
Hoy quiero dedicarte estas palabras
que nacen de un sentimiento agradecido
¡Ha merecido la pena!
Querido Agustín, maestro, compañero, amigo.
A D. Agustín
García Junco. Maestro, compañero y amigo
17/8/2022
José Antonio
Bedmar Redondo