sábado, 31 de diciembre de 2011

CARTA A MI ALUMNO JUAN (LOS REYES MAGOS)

Querido Juan:             ¿Qué tal estás? Seguro que estarás sorprendido por recibir esta carta de mi parte. Me alegro de que te sorprendas. Sabes, de eso se trata ser Rey Mago, de dejarnos sorprender por aquellas cosas que nos rodean, que desde pequeños deseamos o nos gustaría tener. En ese tiempo, sólo vemos juguetes pasarlo bien y pedimos y pedimos sin parar, y casi siempre nos dan lo que pedimos porque nos dijeron que se podía pedir y todo nos parece mágico. Pero no pensamos de dónde viene todo, no tenemos edad para ello. Al cumplir tu edad, cambias de hábitos y de juegos, y te comportas de otra manera.
            La maravilla de poder crecer tiene un precio, ser adulto,  pero también  muchas satisfacciones. Ser mayor y aprender nos hace descubrir un mundo diferente del que tenemos cuando somos niños. Pero yo te puedo decir que no hay nada mejor que crecer con la ilusión de niño, jugar a ser adulto sin perder las ganas de ser niño.
            Con los Reyes Magos nos pasa lo mismo. La ilusión se mantiene cada año en estas fechas y “jugamos a ser Reyes” con las personas que más queremos. Porque no hay mayor dicha que ver a tu familia sonreír cuando se encuentra un regalo a su nombre sin esperarlo.
            Esa es la ilusión de compartir, la responsabilidad, de ser Rey Mago. Ahora tú formas parte de esta ilusión de ser Rey, en casa, con tu familia, amigos... en un tiempo tan especial como este, en la Navidad, dónde Dios se hace hombre, que nos regala algo que no se puede comprar, el amor de tu familia, y la promesa de que nunca vas a estar solo porque creer en él nos da algo tan especial, como la Fe que nos convierte cada año en niños y en Reyes a la vez.
            Los Reyes de Oriente si existieron de verdad. Y es también verdad que le hicieron regalos al niño. Mantener esta tradición es un recuerdo entrañable y muy familiar dónde los Padres y familiares nos tratan como al niño Jesús en el pesebre con la diferencia que Yo también me convierto en Rey y así, nunca, ningún año, la cadena de la felicidad se ha detenido hasta nuestros días.
Recibe un gran abrazo de tu maestro y amigo, José Antonio.

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