Dicen que el tiempo
borra
cicatrices
profundas del alma
que con su paso
todo transforma
en etéreos
recuerdos en la nada.
Pero el tiempo solo
emborrona
la mirada que duele
y engaña
los sentimientos
que lejos asoman
con lágrimas que
duermen y acompañan.
Se empeña en
allanar las lomas
altivas de cada
montaña
con senderos que
ocultan aromas
de flores que curan
y salvan.
El tiempo, no cura
ni borra
ni espera en
silencio palabras…
Solo aletarga en las
horas
las cicatrices
profundas del alma.
10 de diciembre de 2013
José Antonio Bedmar
Redondo
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