Como una madre
alimenta a su hijo
así nos alimenta
también el cielo
dosificando el
alimento que necesito
más allá de todo lo
vano y terreno.
Entrega la Palabra
cada Domingo
para que su mensaje
no olvidemos
y en Alianza plena
compartimos
el Pan y el Vino
que comemos.
Me abraza con amor
y cariño
ofreciendo siempre
su consuelo
cuando no puedes
tomar el Vino
ni el Pan que es
único alimento.
Su Cuerpo y Su
Sangre son el signo
¡¡Verdadera
herencia que poseemos!!
liberando el alma
al recibirlo
en la esperanza que
todo lo hace nuevo.
2 de julio de 2014
José Antonio Bedmar
Redondo
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