No puedo negar que tu
mirada
profunda, que me acerca
al cielo,
ilumina en secreto
las palabras
buscando siempre decir
¡¡ Te quiero !!
Incansables manos
acarician almas
saciando la vida con el
consuelo
¡¡ cargando siempre en
su espalda
la Gloria Eterna de
aquel Madero!!
Abiertas encuentras,
como las alas,
al punto mismo de
iniciar el vuelo,
en cada intento de
acunar palabras
tus brazos siempre al
mismo cielo.
Y aquel silencio que
separaba
poniendo trabas con
desconsuelo,
quebrando la esencia de
su mirada
hoy es vencido quitando
miedos.
No puedo negarlo en tu
mirada
que ilumina sonrisas que
ya no espero
al hablarme con sencillez,
sin palabras,
al fondo de mi ser con
un ¡¡Te quiero!!
Y ansío cada día llegar
al alba
¡¡con plegarias vivas
clamar al cielo!!
que no se acabe el amor
que nos consagra
en la Vida Eterna de Tu
consuelo.
14 de octubre de 2014
José Antonio Bedmar
Redondo
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