Que no
suenen a despedida
estas
palabras que escribo.
Solo quiero enumerar
las sonrisas
que en estos
cursos he recibido.
Y con ellas,
volar agradecidas
llenando en el
corazón los vacíos,
que quedan
después en el aula
entre
sillas, mesas y libros…
¡¡Que no
suenen a despedida!!
No es intensión
escribirlo
¡¡Que no es tristeza
que cautiva
el alma,
sino alegría por lo recibido!!
De todos,
heredé sus miradas,
sus silencios,
gestos y gritos,
sus disputas,
inventos y algaradas
y el perdón en
el error reconocido.
De todos, en
la oración de la mañana
el encuentro
con Dios escondido
que nos susurraba
esas Palabras
en manos de
la Virgen y su Hijo.
Heredé lo
que más ansiaban,
sus temores,
siempre de niños,
ante un
futuro y un mañana
que en sus
manos nace despacito.
Disfruté de la
ilusión, que no se escapa.
La lucha del
querer y ser querido,
y con palabras
de Alta Gama
¡¡Amar a los
enemigos!!
Que no suenen
jamás a despedida
las palabras
que por vosotros han nacido
¡¡Que son
recuerdos que se guardan en el alma
cosidos con
hilos de cariño!!
Y al
cruzarnos en el patio cada mañana
con una sonrisa
cómplice y un guiño
fundiremos juntos
las miradas
que sin
palabras, abren nuevos caminos.
A mi clase de Cuarto en el curso 2017/18
José Antonio
Bedmar Redondo
24 de junio
de 2018
No he podido dejar de emocionarme, cuándo las palabras salen del corazón llegan a lo mas profundo. Solo tengo palabras de agradecimiento y me siento afortunada porque dos de mis hijos hayan estado contigo. Brsos
ResponderEliminarMuchas gracias
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