Se me olvida sonreír a mi enemigo
que me insulta infame con su mirada
y me quema en silencio con litigios
¡¡rompiendo la alegría que soñaba!!
Se me olvida sonreír a quien critico
si me hiere también con sus palabras
y con sus gestos, que aumentan mi
suplicio
¡¡quebrando la voluntad que anhelaba!!
Se me olvida sonreír a mis amigos
¡¡que se empeñan en volar sin alas!!
de mano del único Dios Vivo
que entrega sin reserva su Substancia.
Se me olvida el bendito mensaje divino
que promete fidelidad en las trabas
siendo Él la Vida, Verdad y Camino
que sin condiciones, siempre enseñaba.
Se me olvida olvidar en este camino
que ni hechos ni palabras humanas
quiebran la esperanza del destino
si estoy firme en su Amor y enseñanzas.
Se me olvida perdonar para el olvido
y ando siempre con rocas pesadas
¡¡que más allá de sentir alivio
me arrastran y quiebran el alma!!
Se me olvida, que Sus manos son el abrigo
¡¡y que sana con solo la mirada!!
y me abraza cuando le pido auxilio
y en el perdón se regenera la calma.
Se me olvida sonreír a mi destino
¡¡Que por mis manos no parece nada!!
Y en esa nada que parece estío
resurges siempre en la madrugada.
Se me olvida que tú eres el refugio
que sana lo que mi mente clama
y sonríes contagiando al mundo
clavado en una Cruz Soberana.
22 de agosto de 2019
José Antonio Bedmar Redondo
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