Sonaba la
guerra terrible aquel año
cantando
canciones de miedo, decían
palabras
solemnes de odio y engaño
¡¡sembrando
rencores en la tierra mía!!
Buscaron sin
medida romper el paño
que a todos
cuidaba y por el vivían
las gentes
sencillas de ciudad y campo
¡¡enfrentadas
por odio, no lo entendían!!
Había entre
ellos jóvenes que antaño
juraron por
siempre servir al Dios de la Vida
con la promesa
del Amor y las manos
protectoras
y amorosas de la Virgen María.
Todos ellos
fueron confinados
queriendo
quebrar la ilusión recibida
¡¡ y a los cielos con devoción implorando
rezaban
humildes esperando el día!!
Justificaron
motivos, razones, engaños
para adorar
a otros dioses que son mentira
pero como
corderos del eterno rebaño
fueron
fieles a Dios gritando ¡¡vivas!!
Quisieron
doblegar su voluntad matando
a profesores
y maestros que allí ejercían
con sus
clases y vida proclamando
su amor
profundo al Corazón de María.
No pudieron
usar con ellos el lazo
ni la
amenaza constante que proferían
serenos,
tranquilos, mirando alto
esperando
seguros que morirían.
Y en este
saber de aquellos años
que desde Sigüenza
a Barbastro ocurriría
su testimonio
hasta nosotros ha llegado
resonando
con fuerza ¡¡Viva María!!
Hoy,
recuerdo emocionado aquellos actos
que
provocaron con amor y valentía
perder la
vida, perdonando
al que con
odio al corazón dispararía.
Que con su
ejemplo todos aprendamos
que dar la
vida por Amor no es cobardía
es ganar el
cielo anunciando
el perdón de
Dios con la vida.
20 de septiembre de 2013
A los mártires Claretianos
José Antonio
Bedmar Redondo
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