No sé secar las lágrimas
que provocan
desaliento
si hay noticias que
salan
el sensible corazón
sin dueño.
No sé quitar palabras
que provocan inocuos
versos
¡¡te quieros que no dicen nada
lanzados en medio
del viento!!
No sé parar las aguas
que brotan de las
fuentes del cielo
ni sentimientos
encerrados en nada
¡¡ni retener
instantes en el tiempo!!
No sé cerrar el
alma
buscando un amor
ciego
cantando canciones
que matan
al nacido sin poder
serlo.
No sé callar el
habla
cada día cuando veo
las injusticias que
se jactan
de ser justas por
su hecho.
No sé llorar con
lágrimas
que nublan el
entendimiento
ante el dolor ajeno
que clama
de mis manos un te
quiero…
No sé gritar
humilde, en la mañana
la oración que
envío al cielo
ni abrir mis manos
que exclaman
sus caricias, sus
labios, sus besos…
No sé rendir el alma
¡¡no sé, no puedo!!
Si me apoyo sólo en
mis fuerzas
si dejo a Dios en
el cielo.
17 de enero de 2014
José Antonio Bedmar
Redondo
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